Tampere (Finlandia): la ciudad entre dos lagos, transformada por el ferrocarril

19 de agosto de 2013

Para conocer bien el comienzo del ferrocarril en Finlandia es imprescindible la visita a Tampere (Tammerfors, en su denominación sueca), la ciudad industrial, y hoy también cultural, del interior del país, que es la segunda en población detrás de Helsinki. Y acá nos hemos venido para verlo todo con detalle. Y quizá lo más destacado geográficamente es que Tampere está construida en un estrecho istmo entre dos lagos de desigual altura en su superficie del agua y esa cualidad geográfica ha condicionado positivamente la vida de la ciudad en el pasado hasta el punto de ser la causa de su desarrollo industrial y ferroviario. Estos lagos son el Nässielkä, al norte, y el Pyhäjärvi, al sur.


Entre ambos lagos se construyó en el siglo XV un canal -de nombre Tammerkoski- aprovechando unos rápidos existentes, de tal manera que el agua pasara del lago norte al sur y con la fuerza del agua a través de ese canal, que circula represada, se moviera la maquinaria de numerosas industrias situadas a uno y otro lado. Así surgieron fábricas de tejidos, calzado, pieles, etc. Cuando comenzó la construcción del ferrocarril en Finlandia, la primera línea ya apuntó desde Helsinki hacia Tampere en 1862 pero sólo llegó hasta Hämeenlinna, en un recorrido de 108 km. La prolongación hacia Tampere -79 km más- debió esperar hasta 1876, momento en que las industrias de Tampere tomaron un gran auge porque se contó con ese rápido medio de transporte para la exportación de sus productos. Crecieron las fábricas en número y tamaño hasta ocupar todo el espacio disponible en el istmo de norte a sur. La producción industrial mecánica se disparó con la llegada del ferrocarril y en esta ciudad se construyeron las primeras locomotoras de vapor finlandesas entre ellas una de 1875 que se conserva en el Museo del Ferrocarril de Finlandia y que remolcó el tren imperial ruso. Esta es la locomotora y la placa que luce. Obsérvese la fecha ya que es de un año antes de que el ferrocarril llegase a Tampere aunque la línea estaba ya en construcción.





Y entre las industrias se edificaron los principales edificios de la ciudad y así han llegado hasta hoy.


Esta es la parte norte del canal y al fondo vemos el puente ferroviario de continuación de la línea férrea hacia el norte y hacia el oeste de Finlandia. Las aguas se represen justo en el punto donde está tomada la foto y se derivan por los canales laterales hacia las industrias.


Girando la cámara 180º hacia el sur tenemos la vista opuesta con el canal central sin agua y uno de los canales laterales conduciendo ese agua hacia la antigua industria que vemos al fondo, que está casi en el centro de la ciudad. Ya que la diferencia de nivel entre ambos lagos es de unos 18 metros, en la parte del istmo donde está construido el canal (unos 1.350 metros entre ambos extremos), la fuerza del agua es notable y proporcionaba energía y caudal suficiente para mover toda la maquinaria.

El ferrocarril creó nueva demanda y comenzó el esplendor industrial de Tampere. Esplendor que no ha decaído porque a la primitiva industria se ha unido la nueva, relacionada ya con las nuevas tecnologías, y el empuje educativo y cultural de sus dos universidades y tres politécnicos, que suman entre todos unos 40.000 estudiantes.



Este es el aspecto que tenía la estación de Tampere en 1920, con dos fotografías del Archivo fotográfico del Museo de la Ciudad. Era tal el tráfico entonces que pocos años después se comenzó a estudiar la construcción de una nueva y sustituir el puente que vemos a la derecha por un túnel bajo el nuevo edificio que había de construir. De esta forma, las dos partes de la ciudad que el ferrocarril divide quedarían mejor comunicadas (véase el mapa de arriba).


Esta es la estación actual construida en 1936. A la izquierda vemos el túnel de conexión entre ambas partes de la ciudad. La torre de la estación tiene 36 metros de altura. Cada día pasan por ella unos 130 trenes de Larga Distancia y anualmente la estación recibe la visita de 1,5 millones de viajeros.

Algo más al sur de ese edificio hay una estación de mercancías de considerable tamaño y más cerca aún de la estación, en el lado opuesto, una rotonda algo mayor que la del Museo del Ferrocarril de Finlandia. Su uso actual es de estacionamiento de furgonetas lo que no le da un aspecto demasiado vistoso.

El centro de la ciudad no es muy grande por lo que se recorre a pie desde la estación por su calle principal: Hämeenkatu y las sorpresas no paran de asaltar al viajero enseguida. Normalmente en las ciudades sus industrias están situadas en el extrarradio mientras que el centro se reserva para los edificios nobles y las viviendas. Pues bien, en Tampere no sucede así: en la misma plaza central, Kekustori, donde están edificios como el ayuntamiento, un teatro, etc., asoma una chimenea soltando vapor de agua de una industria. El resultado no deja de ser curioso si se tiene en cuenta, además, que gran parte de los edificios de interés cultural de la ciudad ocupan antiguas industrias ya liberadas de su cometido para transformarse en interesantes rehabilitaciones del patrimonio. Vamos a ver lo más interesante.


En el lugar donde la avenida principal cruza sobre el canal, en pleno centro de la ciudad, tenemos esta vista hacia el sur.


Girando ligeramente la cámara hacia la izquierda podemos ver con detalle el edificio de un moderno hotel y a sus pies viejas edificaciones industriales que ahora tienen nuevos usos.


El puente sobre el canal de la calle principal tiene cuatro enormes esculturas emplazadas en 1929, que podemos superponerlas visualmente a la antiguas chimeneas de las fábricas, hoy en desuso, pero conservadas cuidadosamente.

Y avanzando algo más por la Hämeenkatu se llega a la plaza central donde podemos ver estos edificios.





Según el orden de las fotos, aparecen dos edificios de noble aspecto en el lado sur de la plaza, junto a los cuales hay un intercambiador de los autobuses urbanos. Luego vemos el Teatro de Tampere, donde estos días se están representando "Los Miserables", el Ayuntamiento neorrenacentista y la Vanhakirkko, iglesia de mediados del siglo XIX.


Pocos metros más al sur de los edificios de la plaza podemos tomar ya desde uno de los dos lagos esta vista industrial, urbana y acuática de la ciudad. Quizá las nubes abundantes esta mañana en Tampere ocultaban el vapor de agua que despedía la industria cuya chimenea vemos.

Aunque son muchas las antiguas fábricas que se han reconvertido para otros usos, hay edificios de notable valor arquitectónico actual. Y uno de ellos es la biblioteca pública Kaupunginkirjasto "Metso", que vemos en esta fotografía ante la cual aparece esta estatua. El uso de diversos materiales de la zona, como el granito o la madera de pino se une al cobre de las cubiertas y el resultado es la de un edificio escultórico. Me ha llamado la atención en el paseo arbolado que discurre junto a la biblioteca una escultura de aspecto inédito para mí.


Se trata de esta fuente que probablemente en fotografía diga más bien poco. Lo que vemos es una bola de granito cuya peso calculo que sería de media tonelada. Pero la gracia del conjunto es que la bola está flotando y gira caprichosamente con la fuerza del agua que la empuja hacia arriba y resbala por el tronco de cono. No he conseguido averiguar si ese agua procede del lago superior pero no me extrañaría. Los chavales más atrevidos se echan sobre la bola y rectifican su movimiento sin conseguir que abandone el pedestal donde está flotando.

La estatua simboliza la fuerza del agua que ha movido durante siglos la industria de Tampere hasta que llegó el ferrocarril y con él el vapor.

Muchas edificaciones industriales reconvertidas a otros usos están ubicadas en la ciudad, pero me voy a referir sólo a una de ellas por su notable tamaño. Es la antigua fábrica Finlayson que ocupa una gran superficie convertida hoy en el Centro Cultural Sipera.


Esta parte de la fábrica no está integrada en Siperia y es hoy el consulado de Suecia en Tampere. Pero las fotos que siguen son todas ellas del Centro Cultural y de los edificios convertidos en restaurantes.







Avanzado por la parte norte de la ciudad más próxima a la estación del ferrocarril encontraremos la catedral luterana en este soberbio edificio modernista, construido a comienzos del siglo XX íntegramente en granito.



Precisamente no lejos de esta catedral está otro de los antiguos puentes metálicos que cruzaban sobre las vías del ferrocarril desde donde podemos ver, por un lado, este aspecto de ese edificio.



Y por otro una vista general de la playa de vías de la estación de Tampere.



Esto es un resumen de lo que la ciudad encierra que no es poco. Tal vez consigamos que el viajero que llegue a Finlandia en el futuro incluya en sus desplazamientos un viaje en tren a Tampere. Tiene 54 trenes diarios para ello, como este "Pendolino" el que hemos venido esta mañana.