Estados Unidos en tren, de costa a costa (y III): Regreso por Chicago y las cataratas del Niágara

17 de septiembre de 2013
El Mount Vernon es uno de los espectáculos visuales más bellos que pueden contemplarse desde el Amtrak Cascades. Este tren, diseñado y fabricado por Talgo, circula en Estados Unidos, desde el 1 de mayo de 1971, entre Eugene (Oregon) y Vancouver (Columbia Británica). Nuestro viaje hacia el Oeste había tocado a su fin y viajar en este tren fue un bonito preámbulo de la vuelta hacia Nueva York, final de nuestro viaje ferroviario.


De Seattle a Chicago  y Boston

La llegada a Seattle fue sólo un momento de escala, pues 30 minutos más tarde salía el tren de vuelta para Chicago. Podría decirse que la vuelta se inició ahí, en la King Street Station de Seattle. A las 16:40 el tren Empire Builder partía y tenía ante mi 45 horas de recorrido y más de 5 Estados:  Washington, Montana, Dakota del Norte, Minnesota y, finalmente, Illinois.


Paisaje de Montana desde el tren Empire Builder

Viajes en estas circunstancias en los que el tiempo también pasa lentamente, lo único que se puede hacer, para no caer en el tedioso aburrimiento, es leer, o charlar. Por aquel entonces llevaba una novela de Noah Gordon llamada "Chamán",  segundo libro de la trilogía “El Médico”. La acción casualmente se desarrolla en los albores de la Guerra de Secesión americana, donde nos narra los sucesivos avatares de un miembro de la familia Cole para responder a los retos que la vida le deparaba. La lectura la interrumpía de vez en cuando con un paseo por el tren, con una conversación en la cafetería o con los gritos del orondo cocinero pidiendo los nombres para los que gustosamente quisieran comer o cenar en el coche restaurante del tren.


Una de las particularidades del material ferroviario norteamericano son los coches panorámicos que permiten observar el cambiante paisaje desde muchas perspectivas

Cuando llegué a Chicago el libro ya lo había terminado, y puesto que disponía de unas pocas horas hasta la noche cuando tomaría un tren a Buffalo, debía correr al locker del albergue donde me hospedé. Allí guardé mi maleta de forma gratuita y corrí al Instituto de Arte de Chicago para deleitarme con los tesoros que alberga. Deambulé por salas con cuadros de Van der Weyden, Perugino, Frans Hals, El Greco, Zurbarán, Murillo,  Goya, Delacroix… Me emborraché de arte y retorné a Chicago Union Station pasando antes por el albergue para retirar la mochila.


Vestíbulo de la estación central de Chicago

El tren Lake Shore Limited salió puntual a las 21:30 desde Chicago. Me esperaba de nuevo otra noche a bordo de un tren en el que amanecería en el Estado de Nueva York, en la ciudad de Buffalo. Antes de llegar hicimos numerosos paradas. En una de ellas recuerdo que el tren se detuvo en una estación durante 15’ y salí a estirar las piernas, en las televisiones no dejaban de aparecer imágenes de Michel Jackson, y ponían algo que era difícil de creer… decían que  estaba muerto.

Por eso recuerdo llegar a la estación de Depew Buffalo, tomar un bus al centro, pasear por sus calles, cruzar sus parques y entrar en sus museos, recordando la música de Jackson. Sin embargo, la visita no duró mucho, ya que antes de las 15:00 volví nuevamente a la estación para así tomar otro tren que me conduciría a las cataratas del Niágara.




Llegar a Niágara supuso un hito, pues parecía que el viaje ya se había desarrollado según lo previsto, sin contratiempos ni incidentes. Bajé del tren y estaba ansioso por ver esas cataratas tan famosas. Pensaba que olía el agua, pero realmente la estación está bastante lejos de las cataratas. Así que en el vestíbulo una señora mayor que regenta una casita hotel me trasladó al centro. Dejé mis bártulos en su pequeña residencia para recién casados y marché rumbo a Canadá para ver las cataratas con una mejor perspectiva.  Pasé la tarde a caballo entre las dos orillas, eché numerosas fotos y aguardé con impaciencia hasta que prendieron los fuegos artificiales, donde el color se unió al atronador sonido del agua. Fueron momentos únicos dignos de preservarlos en la memoria.




El crepúsculo llegó antes de lo que yo esperaba, tuve que retornar a la residencia, recoger mis cosas y volver a la estación para aguardar al primer tren que saliera dirección a Buffalo, para una vez allí tomar otro tren en dirección a Boston. Así lo hice, lo malo es que tuve que pasar una noche en la estación a la intemperie. Desde las 23:30 hasta las 04:30 no salió ningún tren, y la espera se hizo también eterna. Aun así la recompensa fue grande al subir al antepenúltimo tren… una hora de tranquilidad a bordo y tras una pequeña escala, 6 horas más en un expreso con dirección a Boston.

De Boston a Nueva York

Llegar a Boston fue una locura, debido a que sus estaciones están soterradas, y puesto que el tren realizó varias paradas antes de llegar a la central, opté por bajarme en alguna intermedia confiando en que estaría cerca de albergue. Tuve suerte, y mi intuición no me jugó una mala pasada, el albergue estaba ubicado a 30 minutos, en dirección sur, desde la estación en la que opté por bajar. Llegué en la tarde-noche. Con suficiente energía para hacer el check-in, darme una ducha reconfortante y buscar algún restaurante para cenar.

Boston es una ciudad magnífica y plagada de historia. Por ejemplo, allí recordé cómo, el 16 de diciembre de 1773, los colonos americanos disfrazados de indios se amotinaron, tirando un cargamento de té valorado en 10.000 libras, en protesta por la Tea Act que a mediados de ese mismo año se había promulgado y que otorgaba un fuerte monopolio sobre dicho producto a la Compañía Británica de las Indias Orientales.


La ciudad de Boston desde la bahía

Mi visita a Boston fue breve pero intensa. Recorrí la pinacoteca de la ciudad, excepcional en lo que a grabados japoneses se refiere. Caminé de forma despreocupada por sus parques y calles rememorando mi travesía por Estados Unidos. Un detalle importante digno de reseñar, es la racional planificación de la urbe. O el alumbrado de gas que da un toque de encanto a la ciudad.


Vista desde el tren a Nueva York: dos puentes de carretera al fondo, mientras mi tren circulaba por un puente ferroviario sobre vías de carga

De nuevo el tiempo huía y el 29 de junio por la tarde, tomé el último tren  que raudamente me trasladó a Nueva York. Allí hice las maletas, efectué las últimas compras para llevar regalos a la familia, y el 30 por la tarde fui al JFK a tomar el vuelo de vuelta que me dejaría en la terminal 1 de Barajas el día 1 de julio de 2009. Tuve cierto reparo en depositar las maletas ante el mostrador, pues llevaba más de 40 kilos de equipaje (20 kg más de lo permitido), en los que afortunadamente no me cobraron por sobrepeso. Ciertamente, eran tiempos en los que aún las compañías eran flexibles.

En fin, este fue mi viaje. Habría querido ver más cosas, sin duda, como el monte Rushmore, las costas de Florida a las que llegó Ponce de León una mañana de Pascua Florida, la costa de Pensacola que fue escenario de numerosas batallas entre españoles e ingleses, el Estado de Texas por el que Santa Anna luchó hasta extremos fatídicos a mediados del s.XIX. Me habría gustado navegar por el río Mississippi recordando a Huckleberry Finn, hacer camping en alguna montaña recóndita de Wyoming, rodeado de frondosa naturaleza o jugar locamente en Las Vegas…

Sin embargo un viaje de estas características en soledad, es altamente recomendable para auto descubrirse uno mismo y para abrirse a los demás. Mi único motor fue el ansia de  aprender y observar algo nuevo cada día... y ciertamente lo conseguí.

Agradezco a todos aquellos que han llegado hasta el final del relato, y gracias nuevamente al autor de este blog por ofrecerme un espacio en el que narraros este viaje ferroviario por los Estados Unidos.

(Texto y fotos originales de Julio Guinea Bonillo)

Enlace a los capítulos primero y segundo

_________________________

Más información

- Amtrak en español

- Web oficial de Turismo de Estados Unidos (El lector advertirá enseguida que en la información sobre cómo viajar por Estados Unidos no se hace referencia alguna al tren, sólo transporte aéreo y autobuses)

- Todos los trenes y rutas ferroviarias en los Estados Unidos 

- USA Rail Pass

- California Rail Pass

- Descuentos aplicables en los trenes de Amtrak

- Web de consejos para viajar en tren por Estados Unidos

- Estaciones de tren en los Estados Unidos