Belgrado: la "ciudad blanca" de Serbia

7 de octubre de 2013

Tras un viaje desde Budapest que quedó descrito en esta entrada anterior, llegó mi tren a la capital de Serbia, país que no pertenece a la Unión Europea y que, además, utiliza el alfabeto cirílico en su escritura. Es una ciudad populosa, cuyo nombre en serbio (Београд) significa "Ciudad Blanca". Al menos el edificio que aquí vemos -la Asamblea Nacional- está construido en piedra blanca. Ya hemos descrito, en esa entrada enlazada, los aspectos ferroviarios de la ciudad, con detalles de la estación central, de los trenes que en ella entran o salen y algunas otras cosas de interés de su pasado ferroviario. Pero ahora llega el momento de destacar aspectos interesantes de la ciudad y las curiosidades de su red tranviaria.




Está situada la ciudad en la confluencia de los ríos Sava y Danubio que se unen en el punto preciso que aparece en la foto, tomada desde la fortaleza de Belgrado desde la que la imponente estatua del "Victor" actúa como vigía y protector de la ciudad.



Luego volveremos a ese punto porque encierra otros aspectos de interés. De los dos ríos que hemos mencionado es el Sava el que discurre más ceñido al casco urbano hasta el punto de separar la ciudad histórica del "Nuevo Belgrado", situado en la margen opuesta y cuyo urbanismo recuerda al de muchas ciudades nacidas en la órbita comunista, aunque la antigua Yugoslavia, de la que Serbia es una parte, mantuvo siempre una gran independencia de la URSS.


Pero no obstante estar la ciudad histórica junto al río, el entramado de la red ferroviaria de acceso a la estación central y otras instalaciones industriales, son una barrera para que sus habitantes puedan disfrutar de una gran parte del Sava. Por ello se han planteado desmantelar la barrera ferroviaria y llevar la estación a la parte alta de la ciudad donde se construiría una estación subterránea más amplia que la existente en la actualidad en ese mismo punto.

El conjunto de la ciudad acusa un cierto deterioro en muchos de sus edificios y sus infraestructuras fruto de la decadencia económica de los últimos años de la República Federal de Yugoslavia y de las turbulencias políticas que se sucedieron en los años posteriores. Hoy Serbia es candidata a formar parte de la Unión Europea desde el 1 de marzo de 2012. 

También muchos de los edificios oficiales recuerdan las pasadas épocas políticas que ha vivido este país, como en este edificio oficial cercano a la fortaleza de Belgrado, coronado con estatuas muy del gusto de la estética arquitectónica comunista.



Curiosamente, la presidencia de la República se ha instalado en un edificio algo más sobrio que el que ocupó durante años el mariscal Tito, aunque están el uno al lado del otro. En la primera de las fotos siguientes, el edificio oficial actual y en la segunda el que fue la residencia de Tito anteriormente.




Muchos de los antiguos edificios del siglo XIX o comienzos del siglo XX, situados en la calle peatonal Knez Mihailova, son hoy sede de instituciones oficiales.



Precisamente en esa misma calle, en un edificio bastante más moderno, se encuentra la sede del Instituto Cervantes, que en esos días exhibía una exposición conmemorativa del 1700 aniversario del Edicto de Milán.



El motivo de que se haya prestado tanta atención a esta conmemoración en Serbia se debe a que el emperador Constantino el Grande nació en Nis, la ciudad más importante del sur de Serbia. También el Museo Nacional, cuya fachada se encontraba cubierta por andamios para su restauración, había organizado una exposición dedicada al evento.



Al lado del Museo Nacional se encuentra el Teatro Nacional, construido en 1869 y que es monumento de interés cultural.



Mención especial merece el espectacular edificio del Hotel Moscú, situado no lejos de allí, en un estratégico cruce de grandes avenidas. Ese edificio, de estilo Art Nouveau, fue construido a comienzos del siglo XX y fue durante mucho tiempo el lugar más exquisito de la antigua capital de Yugoslavia.



Y también en esta zona noble de la ciudad se encuentra la iglesia ortodoxa de San Marcos.



En ese templo está enterrado el rey Dushan, emperador de los serbios y de los griegos entre 1331 y 1355.

Al salir de la iglesia ortodoxa, pude ver en una raqueta del cercano parque la parada término de dos líneas de tranvía, lo que me da pie a hablar de ese medio de transporte en Belgrado. La capital de Serbia carece de red de Metro por lo que la movilidad ciudadana se basa en una densa red de tranvías, trolebuses y autobuses, cuyo desarrollo puede verse en los mapas de esta web y complementa a la red ferroviaria de acceso a la ciudad y de líneas de cercanías, cuya estación central se trabaja para trasladarla de su actual emplazamiento hasta Belgrado Centro, en Prokop, actualmente estación de Cercanías. Una amplia descripción del ferrocarril en Belgrado lo desarrollé en esta otra entrada.


Edificio de una estación de cercanías de Belgrado, situada en el enorme Parque Topcider, al sur de la ciudad donde, por cierto, hay un restaurante rústico de excelente comida. Pocos trenes paran en ella y el estado de las vías es el usual en Serbia.

Las unidades de tranvías en circulación son fundamentalmente del modelo Tatra KT4, tan corriente en los países del Este de Europa. Además se pueden ver otros del modelo Duewag Be 4/6, como el de color verde de más abajo. También han comprado 30 unidades al fabricante español CAF, del modelo Urbos, que son los más modernos en circulación en Belgrado, donde hay ya algunas unidades desde 2011. Podemos ver una de ellas en penúltimo lugar de esta serie de fotos, tomada ante la estación central de la ciudad.









Prometí volver a la fortaleza de Belgrado y en ella pude captar esta imagen de un jugador de ajedrez que espera pacientemente a un competidor, que no acaba de llegar. A ratos daba cabezadas al socaire del intenso calor de aquellos días.



Quien lo tenía más fácil para descansar en el parque que rodea la fortaleza son los restos mortales del Grand Visir otomano Silahdar Ali Pasha, muerto en Belgrado en 1716, y que reposan en un templete cerrado al público pero visible a través de los cristales de un sucio ventanal.



Quizá para no olvidar que aquél fue un lugar de batallas, en un lateral de la muralla de acceso está el Museo Militar de Serbia, cuyos centenares de piezas más grandes están desperdigadas por el foso de la muralla.





Abandonamos el ambiente bélico de la zona para regresar a la ciudad, que la partida hacia Croacia estaba próxima y de ese viaje dimos ya cuenta en esta otra entrada