De Londres a Cork (Irlanda): poniendo a prueba la intermodalidad británica

12 de noviembre de 2013

Ya comentamos en una entrada anterior que entre los grandes proyectos ferroviarios internacionales estaba el unir Gran Bretaña e Irlanda por ferrocarril en varios puntos, a través del mar, entre ellos en la relación Fishguard-Rosslare por el Canal de San Jorge. Como no era cuestión de esperar a que ese túnel, si llega a hacerse, estuviera terminado, ayer nos embarcamos en la aventura de recorrer la distancia entre Londres y Cork en tren y ferry, tal como está marcado en el mapa. Es posible comprar por internet un billete combinado que cubre el itinerario. En el lado británico está cubierto por dos compañías ferroviarias: First Great Western para el tramo entre Londres-Paddington y Cardiff Central, Arriva para el tren que cubre el trayecto entre Cardiff Central y el puerto de Fishguare; una empresa naviera, Stena Line, para el tramo marítimo entre los puertos de Fishguard y Rosslare, ya en Irlanda. Antes era posible continuar en tren desde Rosslare Europort a Cork por Waterford, pero el 18 de septiembre de 2010 se cerró el tramo ferroviario entre Rosslare y Waterford por su escaso uso y se sustituyó por autobuses de Bus Eireann. Así que en el tramo irlandés tenía que usar forzosamente el autobús de sustitución para llegar a Cork. ¿Funcionaría tan compleja intermodalidad internacional con tantos operadores implicados? ¿Llegaría a destino, desayunando en Londres y cenando en Cork?

La estación de Paddignton es el paraíso del diésel en Londres. Un constante entrar y salir de trenes no eléctricos, excepto el Heathrow Express que está electrificado a 25 kV, esparce sonido en el ambiente con el clásico ruido de las locomotoras diésel. La estación, construida en 1838 y parte de cuyas marquesinas vemos en las fotos, tiene un delicioso estilo victoriano, que los ingleses han respetado al máximo, modernizando sólo lo indispensable para actualizar la tecnología ferroviaria.



El tren que debía tomar para Cardiff se formó en la vía 4 y había llegado a la estación con un servicio anterior.




Pertenece a la serie 43/0 (IC 125) con locomotoras diésel en cabeza y cola de tal forma que puede funcionar en push-pull y tiene una velocidad máxima de 200 km/h. La hora de salida estaba marcada a las 8:45 y así partió puntualmente para Cardiff Central. Sin embargo, durante trayecto comenzó a retrasarse ligeramente a causa de algunas limitaciones de velocidad. National Rail está electrificando esa ruta y para ello hay que derribar algunos pasos superiores. Como el tiempo que tenía para transbordar en esa estación a otro tren a Fishguard era de sólo 11' se me esfumaba todo el trayecto. Y así fue porque el tren llegó con 14' de retraso y el de la operadora Arriva Wales había ya partido.



Andenes de Cardiff Central con trenes de Arriva, menos el mío que ya había salido

La incidencia complicaba bastante el viaje porque ya no habría otro tren que pudiera alcanzar el ferry de las 14:30. Por ello, después de pensar por donde encaminar la gestión y visto que era el único viajero que llevaba un billete combinado de esa características, me dirigí al gabinete de circulación de Arriva en la propia estación y le enseñé los billetes añadiendo la frase: "no puedo perder el ferry". No tardaron en reaccionar y me indicaron que me pondrían un taxi a cargo de la empresa ferroviaria para recorrer las 117 millas (188 km) que restaban del viaje en suelo británico. Poco antes de partir, se añadió una señora que había perdido también el tren por llegar tarde.


Esta es la terminal ferroviaria de Fishguard y el edificio sirve también de terminal marítima porque del lado derecho está atracado el ferry. En el Reino Unido es habitual esta buena intermodalidad entre tren y barcos lo que desgraciadamente se perdió hace años en España. El puerto de Algeciras tenía una terminal ferroviaria y los horarios de los trenes estaban coordinados con los barcos a África.

Media hora antes de la partida del ferry el taxi nos dejó en este punto. El servicio ferroviario hasta aquí debe ser bastante ruinoso, excepto en las épocas más turísticas porque en el barco viajaban apenas 30 personas que no habían llegado hasta él con su coche. Presumiblemente habrían usado el tren.



Aquí vemos al ferry atracado en Fishguard, desde la orilla opuesta, durante el proceso de carga de los vehículos (Copyright Angela Jones. Licencia Creative Commons).

Desde la cubierta de pasajeros del buque, la vista en la salida era más monótona, con la mar y la tierra al fondo, medio disipada por la lluvia y la neblina.



El viaje, a través del Canal de San Jorge, dura 3h 30'. La mar estaba picada durante el trayecto, lo que hacía complicado salir a la cubierta exterior.



Mientras paseaba por ella, recordé la gran tragedia sucedida precisamente en este Canal al ferry "Saint Patrick" que fue bombardeado y hundido el 13 de junio de 1941, mientras hacía el trayecto inverso (Rosslare-Fishguard) cuando aviones de la Luftwaffe le lanzaron bombas sin importarles que se tratara de un buque civil y llevara pasajeros a bordo. 30 personas perdieron la vida en el naufragio.

Con estos pensamientos y paseos por el ferry se pasaron las horas y llegamos a Rosslare ya anochecido.


Esta es la terminal portuaria de Rosslare Europort. Detrás, entre ella y el barco, está la estación ferroviaria que ahora sólo tiene trenes hacia Dublín.

Poco tiempo después llegó el bus de la compañía irlandesa Bus Eireann y partimos primero hacia Waterford y, con cambio de autobús, a Cork, sin más tropiezos.

El coste total del viaje fue de 54 €, aunque para Arriva debió de ser notable el del taxi hasta Fishguard. El recorrido se completó aunque no de la forma prevista, pero lo importante es que pude comprobar cómo era posible, con un único billete, hacer esa distancia internacional, con tantos operadores implicados.