La publicidad ferroviaria a la búsqueda de viajeros (I)

12 de febrero de 2014

Los viajeros ferroviarios de Larga Distancia de hoy día no suelen tomar los trenes por la publicidad que se hace de ellos sino más bien por las ofertas que presentan en comparación con otros medios de transporte. El precio del billete y el tiempo de trayecto se han convertido en el principal reclamo para el ferrocarril. Pero eso no siempre fue así. En una primera etapa de las concesiones ferroviarias, las operadoras pugnaron por presentar a los viajeros las mejores guías en las que se detallaban con precisión las rutas, lo que se veía a izquierda y derecha de la marcha, las opciones de alojamiento y comida en las poblaciones del trayecto, los bellezas naturales que podían contemplarse e incluso los balnearios a los que se llegaba por ferrocarril, algo muy frecuente en las guías ferroviarias europeas, en la época dorada del termalismo. Ya nos referimos a ello en esta entrada antigua del blog. Pero hacia finales del siglo XIX, en especial en los Estados Unidos y Canadá, comenzaron a aparecer anuncios en las publicaciones, sobre trayectos ferroviarios que podían atraer a los viajeros, como el que abre estas líneas, sobre el acceso a las Cataratas del Niágara en ferrocarril, a través del puente colgante, primero que se construyó con esta tecnología en una línea ferroviaria. La imagen data de 1876, aunque el puente se abrió al ferrocarril en 1855.

En estas líneas queremos hacer un recorrido por aquella publicidad de antaño, pionera en el ferrocarril, que nos muestra imágenes de gran belleza pictórica 

Y dentro de esa publicidad ferroviaria de otras épocas cabe destacar los anuncios de los Ferrocarriles canadienses en los que se destaca la unión entre ferrocarril y naturaleza al tiempo que se puede recorrer toda la geografía del país de un extremo a otro.



El anuncio superior es de 1930 y el siguiente de 1939. En el primero, de cierto aire modernista, nos indican que es posible atravesar Canadá en tren, mientras que el segundo presenta la modernidad del interior de los coches, la amplitud de las ventanillas, la comodidad de los viajeros de primera clase, el coche restaurante, etc. Y en el texto se compara al ferrocarril con una alfombra mágica que reúne velocidad, comodidad, relajación, aire acondicionado, coches-cama, donde se puede leer, relajarse, dormir, y todo ello a un precio razonable y con una excelente restauración a bordo.





Al ferrocarril de principios del siglo XX hay que presentarlo ya con su vertiente de modernidad y de velocidad, frente a los otros medios de transporte y a una incipiente aviación. Por eso en estos dos anuncios -el primero de ellos canadiense y el segundo de Estados Unidos- se presenta una imagen de las locomotoras desde un plano inferior para realzar su majestuosidad y modernidad. La primera de ellas es una diésel y la segunda de vapor pero con diseño futurista. En esta última se destaca la posibilidad de ir de Nueva York a Chicago en 16 horas: lo nunca visto. Y ese tiempo de viaje no se ha mejorado pues ahora se tardan 19 horas.



La intermodalidad entre tren y barco es algo que ya se publicita a comienzos del siglo XX en Canadá aprovechando que por aquel entonces CP contaba no sólo con trenes sino también con transatlánticos, no sólo para el Pacífico sino también para el Atlántico. De esta forma era posible atravesar todo Canadá hasta Vancouver y allí tomar el barco para China o Japón. Lo que no nos dice el anuncio es el tiempo que se tardaba en ese periplo intermodal.



La alta velocidad ya era motivo publicitario en los años 30 del pasado siglo. Y aquí tenemos a uno de los precursores en este anuncio de "The Comet", en los Estados Unidos. Este tren, de tipo "streamliner" (carenado) fue puesto en servicio entre Boston y Providence en 1935, con el slogan "44 millas en 44 minutos". Tenía como novedad para aquella época la de contar con tracción en cabeza y cola lo que permitía la circulación entre ambas poblaciones sin necesidad de inversión de marcha. En 1951 acabaron sus días en el desguace porque su composición era limitada en el número de coches y no podía absorber el aumento de viajeros. El diseño del anuncio con el tren cortando el aire ya era muy expresivo de la velocidad del tren.



Parecida estampa reúne este anuncio de los nuevos servicios diurnos entre Los Ángeles y San Francisco. que dieron comienzo en 1922. Inicialmente tardaban 12 horas, que se redujeron a 9h 45' en 1937, con las nuevas locomotoras de la clase GS-2 de Southern Pacific. Precisamente en este corredor en donde se quiere implantar la línea de alta velocidad californiana.


Las otras compañías antecesoras de Amtrak en los Estados Unidos también fueron pródigas en la difusión de sus servicios a través de sugerentes anuncios, como éste del Atchison-Topeka and Santa Fe Railroad, compañía fundada en 1860 y que llegó a contar con 21.000 km de vías en 1941. En este anuncio publicita la posibilidad de llegar hasta la costa oeste, en San Francisco, desde Kansas City, ¡todo un viaje!





La simbiosis entre ferrocarril y paisaje es un reclamo que siempre ha funcionado bien a uno y otro lado del Atlántico. Aquí vemos tres anuncios de parecido corte de tres países distintos: Estados Unidos, Canadá e Italia. En todos los casos, el ferrocarril nos lleva a bellos paisajes montañosos y en el último de ellos se destaca que se trata de un ferrocarril de cremallera, situado junto al Lago Mayor, que comparten Italia y Suiza.



El ferrocarril en el Reino Unido también utilizó la publicidad desde época bien temprana como nos los muestra este anuncio de 1901 de viajes entre Londres y Brighton los lunes. Eran épocas en las que los trenes llevaban 3ª clase y el viaje se presentaba bien económico.



Glasgow y Edimburgo cuentan con hasta cuatro conexiones ferroviarias distintas según trayectos. Quizá este poster trate de presentarnos esa realidad, resumida en dos trenes distintos que van de una ciudad a otra, ambos con locomotoras de vapor de moderno diseño.


Y hablando del Glasgow-Edimburgo, una de esas compañías era la Caledonian Railways, el ferrocarril más importante de Escocia, fundado en el siglo XIX. Aquí tenemos un temprano anuncio de los servicios turísticos de invierno cuyos destinos no figuran en él.


En el anuncio de más arriba aparece también esta locomotora, Remolcaba al modernisímo tren expreso entre Glasgow y Londres puesto en servicio en 1937 por la London Midland & Scottish Ralway, con ocasión de la coronación del rey Jorge VI. Su viaje en 6h 30' representaba todo un récord ferroviario para la época. Estas locomotoras llegaron a alcanzar los 183 km/h. A Jorge VI lo llevaron a enterrar en tren en 1952, como hemos escrito en esta entrada del Blog. El Coronation Scot tuvo una vida más efímera pues en 1939 cesaron los servicios cuando comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Y ya que mencionamos ese evento bélico reproducimos este anuncio del Ferrocarril británico.


Todo estaba preparado para esa tragedia: en él vemos a un tren de viajeros que cede el paso a un tren militar, que transporta armamento pesado. Su publicación en aquella época daba a entender a los británicos que también su ferrocarril estaba preparado para la guerra.



Los británicos dejaron muchas cosas en la India y entre ellas destacaremos su extensa red ferroviaria. Cuando la India se conviertió en un estado independiente, su red ferroviaria tenía unos 67.000 km. En este viejo anuncio no vemos ningún tren pero sí se nos indica que es posible visitarla en ferrocarril y llegar hasta su capital.





De este lado del Canal de La Mancha, los Ferrocarriles alemanes de la época de Hitler también publicitaban sus servicios, su tecnología y su puntualidad germánica.



Muy distinto es este anuncio de 1960 donde se da cuenta de la efemérides ferroviaria a celebrar: los 125 años de su historia. Para entonces, los Ferrocarriles alemanes habían cambiado hasta de nombre.



Los Ferrocarriles rusos también cambiaron de nombre y abandonaron su apellido de "soviéticos" que nos muestran en esta publicidad de antaño. De SZD de entonces se ha pasado ya RZD, que es su nombre actual.



A propósito de la Rusia de otras épocas, aquí tenemos este curioso anuncio de una compañía de seguros, en el que el ferrocarril es un elemento importante. Suponemos que los que van bien asegurados son los viajeros del tren.



Para terminar esta primera parte de la publicidad de los servicios ferroviarios insertamos un moderno anuncio de los trenes de Virgin, en una de las estaciones del Metro de Londres. Un moderno y rápido tren de esa compañía ferroviaria pasa veloz sobre una atascada autopista y sus viajeros contrastan con una legión de zombies que ansían cambiar su mísera calidad de vida.

Con ello ya se avecina una nueva época en la publicidad ferroviaria, más imaginativa y en la que los anuncios en televisión ocuparán un papel importante. (MAM)