El Chorro, la estación mágica de Andalucía

17 de octubre de 2014

Foto de Loreto Wallace (1972) en la que vemos a uno de aquellos flamantes automotores diésel denominados TAF que hacían el trayecto Sevilla-Málaga desde comienzos de los años 60, detenido en la Estación de El Chorro. Estos trenes sustituyeron a los de coches convencionales remolcados por locomotoras de vapor que surcaron durante muchos años esta línea

¿Oyó alguna vez hablar el lector de una estación en la que te bajabas del tren dentro un túnel y no era de Metro, o donde podías caminar por una senda colgada de una pared que de pronto desaparecía y debías saltar mirando bajo tus pies el precipicio? Esa estación, bastante desconocida para muchos, está en la provincia de Málaga, en la línea ferroviaria convencional entre Bobadilla y la capital de la Costa del Sol. La construcción del ferrocarril para dar servicio a Málaga hubo de sortear muchas dificultades orográficas y, tras estudiarse diversos trazados, se optó en 1860 por perforarlo a través del Desfiladero de los Gaitanes, por la empresa de capital francés Vitali, Picard y Cía. Cinco años exigieron las obras, con 14 túneles originales, y el 15 de agosto de 1865 Córdoba y Málaga quedaron unidas por el ferrocarril, con una estación entre dos túneles en el punto más agreste del trazado a la que pusieron por nombre "El Chorro". Habíamos pasado unos días en Francia observando el enorme movimiento de trenes de peregrinos en Lourdes y ahora tomamos un tren de Media Distancia de los que hacen el trayecto Sevilla-Málaga para volver a la soledad de estos riscos, inmersos en una naturaleza agreste y recordar aquellos dificultosos viajes ferroviarios de ayer, en busca del descanso veraniego de la niñez, cuando ya falta poco para conmemorar el 150 aniversario de que comenzaran a pasar los trenes por la línea.

El autor de este Blog no recuerda desde cuando pisó esa estación en su niñez más remota. Acostumbrábamos a ir todos los veranos desde la Isla de León, en Cádiz, hasta un pequeño pueblo de la provincia de Málaga, muy cercano a El Chorro, para disfrutar del clima serrano, alejados del bullicio playero.



La estación de El Chorro era entonces tal como se ve en esta postal de aquellos años. Para llegar hasta allí había que hacer un largo y pesado viaje. Primero tomar un tren Cádiz-Sevilla, que partía de la capital gaditana a las 6 de la mañana. Apearse en la estación de Utrera en torno a las 8,30 y aguardar allí el tren Sevilla-Málaga/Granada que en esa estación hacía inversión de marcha y salía de ella a las 10,25. Las casi dos horas de espera permitían tomarse un desayuno con los termos de leche caliente que se llevaban, a los que se solía añadir algunos "mostachones" de Utrera, especie de bizcocho en forma de torta, que solían pregonar en la estación los vendedores ambulantes.

Los trenes de esta línea estaban formados por coches antiguos de madera, unas veces incluso de aquellos que llevaban el pasillo por el exterior y los departamentos quedaban cerrados durante el trayecto. La portezuela se abría cuando llegaba el revisor a pedir los billetes. Ese tren hacía larga parada en La Roda de Andalucía a las 2 de la tarde para fusionarse con el tren que venía desde Córdoba a Málaga y luego otra vez en Bobadilla, donde volvía a parar una media hora y se le segregaban los coches de Sevilla a Granada. 

Las interminables paradas y el calor veraniego desesperaba a los viajeros que solían apagar su sed con el agua que ofrecían los aguadores, con sus cántaros y el cinturón metálico lleno de vasos de cristal.




Sobre el mapa ferroviario de Forcano de 1948, hemos señalado los nudos ferroviarios del viaje entre Cádiz y El Chorro en los años 50 del pasado siglo

Por fin el tren se ponía en marcha en Bobadilla para hacer su último tramo hasta Málaga. Al llegar a la estación de El Chorro, pasadas las 4 de la tarde -tras más de 10 horas de viaje-, el tren era tan largo que no cabía en la estación y, según donde tocaba el coche, había que apearse en el interior del túnel. Por suerte éste era algo ancho y permitía deambular por el interior. Los viajeros debían aguardar que el tren volviera a ponerse en marcha para ir andando hasta el edificio de la estación.

Aquellos viajes familiares cambiaron en pocos años a viajes en solitario: ya el niño era crecidito y podía viajar solo. Eso multiplicó mi espíritu de observación para no transbordar al tren equivocado y el traslado desde la estación de El Chorro hasta el pequeño pueblo de destino, en lugar del taxi contratado por la familia, se trocaba en un viaje a lomos del mulo del cartero que iba a la estación a buscar la saca de la correspondencia. Una suerte de billete combinado tren-caballería.


En esta otra postal, quizá de los años 20 del pasado siglo, vemos estacionado en El Chorro un tren de la Compañía de Andaluces con los coches de departamentos con portezuela hacia el exterior. Un estrecho tablón recorría el lateral de cada coche. Estos coches estuvieron circulando durante los primeros años de la existencia de Renfe hasta que fueron sustituidos por otros más modernos.

En épocas posteriores y hasta la puesta en servicio de la línea de alta velocidad Córdoba-Málaga, todas las circulaciones ferroviarias -tanto de viajeros como de mercancías- se encaminaron por aquí. Actualmente sólo transitan los trenes de Media Distancia Sevilla-Málaga y Málaga-Ronda. El Picasso Bilbao-Málaga circuló por aquí cuando era tren Estrella. En este último año lo ha hecho por la línea de alta velocidad desde Zaragoza a Málaga.

Las circulaciones de mercancías se fueron reduciendo a un tren cementero desde el Puerto de Málaga hasta Bobadilla y vuelta, cuya circulación se interrumpió el 26 de marzo de 2009. En mayo de 2013 comenzó a circular de nuevo con una carga de cemento en sacos procedente de Córdoba con destino a su embarque para Argelia. Desgraciadamente estos tráficos no han tenido continuidad.

Los paisajes de esta zona de las sierras de la provincia de Málaga son espectaculares y constituyen parte de la Cordillera Penibética, que en la contigua provincia de Granada cuenta con las mayores cumbres de la Península Ibérica.

Por motivos profesionales, en estos pasados años nos trasladábamos en coche hasta el Parque Tecnológico de Andalucía, situado en Campanillas, a través de la carretera de acceso por el norte que pasa muy cerca de El Chorro, lo que nos permitió alguna que otra fugaz visita.




Las sierras de la provincia de Málaga vistas desde Campanillas en febrero de 2006, cuando la nieve adornaba todas las cumbres

El viaje actual a El Chorro nada tiene que ver con el que se hacía antiguamente. Si se va desde Cádiz se compra un billete combinado con cambio de tren en Dos Hermanas. El cambio de configuración de Utrera ha hecho que ya la vía no pase por esa estación y se ahorre la inversión de marcha. Desde otras ciudades, como por ejemplo Madrid, Barcelona, Valencia, etc., se llega hasta la estación de Antequera-Santa Ana en alta velocidad y allí se transborda a un tren de Media Distancia de la línea Granada-Algeciras, que paran luego en Bobadilla, donde se vuelve a transbordar a otro tren de Media Distancia con destino Málaga y parada en El Chorro. Si se quiere evitar el transbordo intermedio, la escasa distancia entre las estaciones de Antequera-Santa Ana y Bobadilla se pueden recorrer en un taxi de los que se ubican en la propia estación. Espero que Renfe añada la parada en Antequera-Santa Ana para los trenes de Media Distancia convencional Sevilla-Málaga. Eso permitiría billetes combinados hasta El Chorro desde bastantes ciudades de España, usando la alta velocidad en gran parte.

El viaje desde Cádiz, tiempo de transbordo incluido en Dos Hermanas, es de poco más de 3 horas y media. Y lo que aguarda al final del viaje es este paisaje impresionante en el que la estación se encuentra perfectamente encajada entre tanta naturaleza domesticada por la mano del hombre.




La estación de El Chorro hoy día. Compárese con la foto de más arriba para comprobar que las diferencias son pequeñas



Y éste es el entorno inmediato de la estación, con el embalse del Tajo de la Encantada besándole los cimientos

Cuando se inauguró la línea de alta velocidad Córdoba-Málaga todas las circulaciones de Larga Distancia pasaron a la nueva infraestructura. Sin embargo, se comenzaron a potenciar los servicios de Media Distancia transversales de Andalucía y ahora 14 trenes regionales pasan por aquí, de los cuales 5 tienen actualmente parada en la estación. Aunque la línea convencional Córdoba-Málaga está totalmente electrificada, todos esos trenes son de tracción diésel porque alternan tramos electrificados con otros que no lo están: trenes Sevilla-Málaga y Málaga-Ronda. De ahí que el uso que tiene la catenaria en toda esta zona de la línea sea más bien escaso.




Los trenes que paran utilizan la vía II, única que posee andén pues es la contigua al edificio de la estación. Los otros trenes sin parada circulan por la vía I. Un diligente servicio de megafonía informa de la proximidad de los trenes, tanto de los que tienen parada como de los que no y difunde otros avisos oportunos




Aprovechando los tiempos sin circulaciones nos hemos tomado la licencia de atravesar las vías para obtener esta perspectiva de la estación, cuyo edificio cumplirá el próximo año los 150 de su construcción y conserva las líneas originales sin alteración alguna, salvo la catenaria

La estación actualmente se encuentra cerrada para uso de los viajeros. Los billetes se expenden en los trenes, pero parte de ella está arrendada a un bar y el piso alto es un alojamiento de montaña con varias habitaciones dotadas de camas.



Todo rebosa allí pulcritud y cuidado. Hasta su reloj marca puntualmente las horas y sigue viendo pasar los trenes como antaño lo hizo. Al fondo vemos los depósitos de la aguada de subida, es decir las del lado Bobadilla de la estación.



Son nada menos que tres pues tras la subida desde Álora las locomotoras de vapor llegaban hasta aquí exhaustas y aún les quedaba trecho hasta Bobadilla.



Los trenes sin parada pasan rozando los depósitos pero éstos llevan años secos y tampoco los trenes diésel S-599 que por aquí pasan necesitan de más agua que la que deseen los viajeros.



Del lado Málaga, al otro extremo de la estación, muy cerca del túnel, otra aguada más sencilla reponía agua en las locomotoras que hubiesen agotado su provisión del líquido elemento en la subida desde Bobadilla hasta aquí.



Enseguida el túnel de El Chorro engulle sin más a los trenes, que no hay más espacio en la estación que el imprescindible para que estacionen estas unidades. A ambos lados, túneles y riscos verticales que impresionan y son la delicia de los escaladores no sólo de España.

Decíamos que la estación se encuentra actualmente cerrada pero empleados de Adif que se encontraban estos días por aquí han tenido la gentileza de mostrarnos su interior. Y se nos abrieron las puertas.





Andaban acicalando el edificio, por si ya no estuviera pulcro, para lo que se avecina. Podemos dar la noticia, que es de esta misma semana: la estación va a cambiar su nombre por este otro: El Chorro-Caminito del Rey. Y es que lo más famoso que hay junto a la estación es ese espectacular camino colgado a 100 metros de altura de las paredes del Desfiladero de los Gaitanes, del que enseguida hablaremos.

La reconstrucción del Caminito del Rey

Pues difícilmente puede hablarse de la estación de El Chorro sin mencionar la singular estructura denominada El Caminito del Rey que ha conseguido con el paso de los años convertir a esta estación en un mito para los más arriesgados excursionistas y montañeros.

A comienzos del siglo XX, cuando hacía bastantes años que el ferrocarril surcaba estos parajes, la Sociedad Hidroeléctrica de El Chorro obtuvo la concesión para construir un embalse que aprovechase el desnivel del río Guadalhorce a la entrada del Tajo de los Gaitanes, a cierta distancia de la estación de El Chorro. Las obras se iniciaron en otoño de 1914 y en 1921 se inauguró el denominado entonces Embalse de El Chorro con una presa de 50 metros de altura. Posteriormente pasó a denominarse Embalse del Conde de Guadalhorce. En uno de los estribos de la coronación de la presa se sitúa el "Sillón del Rey", compuesto por un sillón de piedra, una mesa pétrea y dos bancos con forma de triclinio romano, también del mismo material, donde el rey Alfonso XIII firmó el acta de inauguración. Durante las excursiones juveniles, en los años 50, nos gustaba sentarnos en tan ceremoniosas sedes para jugar a parecernos personas importantes.




El Sillón del Rey

A esa primer embalse se unieron posteriormente los de Guadalhorce, Guadalteba y Tajo de la Encantada. Problemas de estructura provocaron el desmantelamiento del viaducto ferroviario "El Chorro", en 1894, que con su planta en curva tenía 302 metros de longitud y había sido construido en 1865. Fue sustituido por una variante en túnel, el nº 12, de nombre "Viaducto".




Viaducto "El Chorro" ya desaparecido, en la línea Bobadilla-Málaga (Foto de José Spreafico. Biblioteca del Palacio Real de Madrid)




Presa de gravedad en arco del embalse del Conde de Guadalhorce (antiguamente de El Chorro). En el estribo del lado izquierdo de la foto se sitúa el "Sillón del Rey". Al fondo edificaciones de los ingenieros e instalaciones hoteleras (Foto Antonio Mérida)




Mapa de la zona con la situación de los cuatro embalses, la posición de la estación de El Chorro y los trazados de las líneas ferroviarias convencional Córdoba-Málaga y la de alta velocidad

La construcción de El Caminito del Rey se realizó entre 1918 y 1920 para unir con una senda peatonal la estación de El Chorro y la zona de construcción de la presa del embalse del Conde de Guadalhorce. Se trataba de un camino de unos 3 kilómetros situado, en parte, en la misma pared del desfiladero, a unos 100 metros de altura. Para llegar a la parte colgada de la pared rocosa, había que franquear el puente metálico del ferrocarril que está a continuación, de la imprudente manera que se ve en la siguiente foto.



Al otro extremo de este viaducto, lado izquierdo, es donde se iniciaba propiamente el Caminito en su parte más ardua.






Vídeos del paso por tramos del Caminito tomados con cámara subjetiva, antes de que se prohibiera su uso debido a lo peligroso de su estado

A lo largo de los años la construcción original se fue deteriorando, como vemos en estos vídeos, hasta convertir el tránsito por él en un arriesgado ejercicio de escalada que se cobró varias víctimas.




Tramo del Camino del Rey en el que se contempla el estado de deterioro de estos años atrás (Foto Complejo Turístico "La Garganta")

Ante los repetidos accidentes, tanto Adif como la Diputación de Málaga prohibieron en 2001 el tránsito por el camino, por los túneles ferroviarios y por el viaducto metálico, en espera de su restauración que se espera terminar en 2015, con un importe de 2,24 millones de euros.




Render incluido en el proyecto de restauración de "El Caminito del Rey", cuyas obras lleva a cabo la constructora Sando y fueron iniciadas el 13 de marzo de 2014

La parte aérea del camino tiene una longitud de 1,2 kilómetros y en algunos puntos tendrá suelo de vidrio para que quienes se atrevan a pasarlo puedan ver bajo sus pies el cortado de la garganta y al fondo el cauce del río a 100 metros. El resto del trazado lleva piso a base de gruesos paneles de madera sobre anclajes metálicos a la pared de roca y barandilla de protección.




Esta es una muestra de los tablones de excelente madera que se están empleando para el piso del Caminito del Rey en su reconstrucción




La reconstrucción del Caminito del Rey ha conllevado previamente el desmantelamiento de parte de la construcción inicial para poder realizar un nuevo trazado en algunos puntos. La peligrosidad de los trabajos ha exigido la intervención de personal adiestrado en trabajos verticales, perfectamente asegurados con material de escalada



En esta foto, tomada esta misma semana, vemos la solución adoptada para evitar el tránsito futuro por el puente ferroviario. El Camino lo rodea por encima y los dos tramos están unidos con una escalera que se tomará en sentido ascendente por los viandantes



Trabajadores de Sando en las tareas de reconstrucción (Foto "El Mundo", 11-09-2014)




Vídeo de la Diputación de Málaga con detalle del empleo de helicópteros para el aporte de materiales en la obra. 



Uso de drones en los trabajos de reconstrucción


Para la mejor comprensión de los lectores hemos tomado una panorámica de todo ese tramo antes de que el Caminito se adentre en la garganta y ahora veremos con más detalle la zona izquierda ya que la del puente está en detalle más arriba. Esta foto anterior se puede ver más grande seleccionándola.





Aquí vemos más en detalle la zona de la garganta donde precisamente estos días eran bien visibles los trabajadores completando el piso de la pasarela del camino. El puente que se ve entre las dos paredes de la Garganta es un canal de trasvase de agua entre embalses. Lleva por nombre "Puente-acueducto de Ribera", en honor del ingeniero José Eugenio Ribera y Dutasta que lo construyo en 1903. El Caminito pasará por encima de él. En la zona más próxima a ese canal, por el lado derecho, vemos bajo la nueva estructura el viejo camino, muy deteriorado, que se ha conservado como un vestigio histórico pero que quedará inaccesible.



Este es el punto actual de acceso próximo a la estación y casi debajo de uno de los puentes de la línea ferroviaria. A partir de aquí está prohibido el acceso de personas ajenas a la construcción pues hay máquinas trabajando para ampliar y mejorar ese tramo hasta la zona colgada de la pared del desfiladero.

Una vez concluida la obra el próximo año, por aquí se saldrá del recorrido ya que la visita se hará en sentido inverso: desde la zona de embalses altos hasta la estación. Se estudia la implantación de un servicio de microbuses que trasladen a los turistas venidos en tren hasta el lado del nuevo acceso, que quedará a unos 6 kilómetros hacia el norte.

Aunque en los tres primeros meses tras la inauguración pasar por el camino será gratuito, se piensa cobrar una tasa -en torno a 6 euros- y limitar el número de personas que lo recorran al mismo tiempo. En este reportaje del Diario Sur de Málaga hay un considerable número de fotos de los trabajadores en plena faena. Los futuros visitantes contarán con el acceso a partir de la estación del ferrocarril, que se va a transformar en un Centro de Interpretación del Caminito, según acuerdo que han suscrito, este pasado mes de septiembre, Adif y la Diputación de Málaga. Se da contenido así a una edificación que lleva 15 años cerrada y sin uso.

Un entorno bien dotado de alojamiento

Aunque la estación de El Chorro se encuentra en un paraje montañoso y con escasa población, la afluencia de turistas, en especial extranjeros, es enorme, por lo que hay varios establecimientos hoteleros en sus inmediaciones, desde los más económicos para los montañeros hasta los más amplios y con mejores instalaciones. Precisamente, por su proximidad a la estación, hemos preferido uno de estos últimos.



Nada más apearnos del tren nos toparemos con este conjunto de edificios que comprenden hotel y restaurante, además de zona de esparcimiento con piscina. Sus propietarios han utilizado las edificaciones de un antiguo molino harinero, respetando la estética exterior y acondicionando su interior para uso turístico. Está tan logrado que se convierte en lugar imprescindible por sus vistas para los aficionados al ferrocarril. La fotografía general de la estación tomada desde cierta altura está hecha desde el propio hotel.



Pero, ¿quién se resiste en estos parajes a tomar un mollete antequerano para desayunar con su generosa loncha de jamón, tomate y aceite de la variedad hojiblanca que es el que se cría en la zona? Y, cómo no, sin perder detalle de lo que acontece en las vías.



La exquisitez elevada a la enésima potencia es la de poder hacer una foto como ésta desde la propia cama sin más que levantar la cámara, que el cuerpo se resiste a dejar la horizontal de la cama de tamaño queen, cuando se está bien instalado. Poder ver los trenes desde el propio habitáculo era algo privativo de los jefes de estación cuando vivían en ella, pero aquí podemos sentirnos jefes de estación durante el tiempo que estemos alojados. Para más señas, la habitación es la 206, la mejor situada para ésta y otras vistas espectaculares del embalse.

En la zona de embalses altos hay más establecimientos hoteleros, muy buenos, pero que no poseen la magia ferroviaria del que aquí comentamos.

Por cierto que la cocina de la zona, por aquí denominada "cocina chorreña" obliga a meditar muy bien qué pedimos, porque puede suceder que con el primer plato quedemos tan saciados que no quepa más que el postre. Migas en cazuela, pierna de chivo lechal o conejo en salsa de naranjas de Álora, son platos que hemos degustado estos días, entre otros, y que sorprenden por la presentación y su elaboración, con productos de la zona. Todo un descubrimiento que encanta a los turistas extranjeros, que superan con mucho a los nacionales.

Una línea ferroviaria especial

La línea férrea inaugurada en 1865 entre Córdoba y Málaga tiene actualmente 193 kilómetros, tras la construcción de la variante de Gobantes, que hemos mencionado anteriormente. Pero el tramo más complejo es el de Bobadilla a Álora, de 32 kilómetros, donde se concentran todos los túneles.

La estación de Bobadilla se encuentra a 376 metros sobre el nivel del mar y la de Álora a 104, estando en medio la de El Chorro a 299 metros, por lo que las circulaciones en sentido ascendente cuentan con una rampa sostenida de 17 milésimas. Es en este tramo donde se concentran los túneles cuya denominación y longitudes en metros es la siguiente:


- Vado-Yesos: 1.684 (abandonado)
- Gobantes: 861
- Gaitan: 5.321
- Turán, Canutos y Tajo: 616 (estos tres túneles están enlazados)
- Rocas Nanas: 325
- Miguel: 233
- La Falla: 295
- El Chorro: 270
- La Fuente: 275
- Viaducto: 903
- La Almona: 440
- La Pintada: 469
- Bombichar: 741
- Álora: 204 

El total de estos 16 túneles suman 12.637 metros. Hay que recordar que el túnel bitubo de Abdalajís, de la línea de alta velocidad Córdoba-Málaga, que discurre paralelo a este trazado hacia el Este, tiene 7.300 metros.  De ahí que la línea convencional resulte tan espectacular en su construcción como la de alta velocidad pues esta sucesión de túneles apenas tiene espacio libre entre ellos o hay un viaducto intermedio.



Incluso ha sido preciso cubrir con pórticos de hormigón en falso túnel los tramos entre algunos túneles para prevenir desprendimientos de piedras de las paredes verticales. Éste, al que hemos llegado esta mañana monte arriba, se encuentra entre los túneles 11 y 12.



La vía férrea discurre por su interior a salvo de la degradación rocosa por la acción de la lluvia y demás elementos.







Los viaductos metálicos originales han sido sustituidos con el paso del tiempo pero los de fábrica, como el que vemos aquí denominado "Puente de la Fuente", construido en hormigón, sustituyó en 1926 al original metálico de 1865.




Playa de vías de la estación de Álora donde comienza la gran subida hacia Bobadilla

En resumen, una estación muy bella por su sencillez, situada en un paraje espectacular dentro de una línea cuya construcción rivalizó en su momento con las más intrincadas de España. Y, además, con el aliciente del Caminito del Rey, cuya próxima puesta en valor, tras su reconstrucción, promete una revitalización del entorno ferroviario. Todo ello escrito desde la estación tras un minucioso recorrido por la zona. (MAM)