El ferrocarril protagonista de una huida desesperada (IV): Turquía acogedora

19 de octubre de 2015

En capítulos anteriores de esta serie hemos tratado de seguir la ruta de los refugiados en los Balcanes y su relación con el ferrocarril, en el contexto del viaje que venimos haciendo estos días por esa zona geográfica. Pudimos comprobar cómo Hungría ha cerrado las rutas terrestres con una valla que recorre toda su frontera con Serbia, después de expulsar de sus estaciones a los refugiados que huyen de las guerras en Oriente Medio. Compartimos con un campamento de refugiados de Serbia sus problemas, carencias y la organización de su nueva ruta ferroviaria de acceso a Austria y Alemania, a través de Croacia y Eslovenia. En nuestro viaje ferroviario nos hemos desplazado a Turquía para conocer el ferrocarril de este país y visitar sus principales ciudades. Por informaciones de prensa sabemos que aquí hay dos millones de refugiados en diversos campamentos de acogida y que muchos de ellos se juegan la vida en el mar para pasar a Grecia, camino obligado a la Unión Europea. Estamos estos días en Esmirna (Izmir) por donde necesariamente deben pasar. No veíamos ninguno hasta que tras buscar por la ciudad, los hemos encontrado junto a la estación de Basmane, que vemos en la foto.

Turquía es un país muy acogedor, tanto para los turistas que venimos de la Unión Europea y de otros países avanzados, como para quienes proceden de zonas menos favorecidas, especialmente si se trata de países musulmanes.

Este país, a caballo entre Europa y Asia, es un crisol de culturas y de civilizaciones desde la antigüedad clásica hasta nuestros días. También lo es de lenguas y de religiones. Nadie es molestado en Turquía por sus creencias ni por su procedencia étnica. Junto a un gran apego por sus tradiciones milenarias, en Turquía se nota por todas partes una gran modernidad y un dinamismo económico que convierte a sus ciudades en lo más parecido a las calles de la Europa Occidental.

Los refugiados llegan acá, se quedan el tiempo necesario para seguir adelante y no sólo no encuentran rechazo sino que han organizado su acogida.



En este mapa que hemos sacado de las diversas informaciones periodísticas podemos ver el éxodo que se viene produciendo a través del Mediterráneo hacia Europea Occidental. Aparece marcada la ruta a través de Turquía y hemos añadido la que desemboca en la zona de Esmirna pues es por las playas próximas a las islas griegas del Mar Egeo por donde se produce el tránsito ya que la ruta de Estambul hacia Bulgaria está totalmente cerrada y vigilada.


Fotografía de la frontera de Bulgaria con Turquía. En el momento en que la hemos atravesado habían pasado sólo tres días del tremendo atentado de Ankara en el que han muerto más de 100 personas junto a su estación ferroviaria. Las medidas de seguridad se habían extendido también a ese punto fronterizo donde la circulación ferroviaria está cortada y debimos pasar en autobús. La bandera turca ondea a media asta. En primer término las banderas de Bulgaria y de la Unión Europea.


Nuestro autobús entra en territorio turco a través de la autopista

Una tentativa de atravesar campo a través por una zona próxima por parte de un grupo de refugiados se ha saldado en estos días con uno de ellos muerto por disparos de la policía.


Esta es la vía férrea que desde territorio búlgaro se dirige hasta la frontera con Turquía. La foto está tomada desde el autobús alternativo al tren que nos condujo desde Plovdiv hasta Estambul. Por esa vía entra un tren desde Sofia hasta la localidad turca de Kapikule pero no sigue hasta Estambul. En terreno turco la vía está cortada y en renovación lo que impide a los trenes seguir más allá.


Aspecto exterior de la estación de Basmane, en Izmir (Esmirna), punto de reunión de los refugiados. En esta zona se reúnen y viven muchos habitantes de la ciudad de origen árabe. Frente a ese edificio son muy abundantes los establecimientos de comida árabe con rótulos en ese idioma y no en turco.


Zona frente a la estación de Basmane donde se agolpan los refugiados. También es posible ver algunas familias en el interior del aledaño Parque de la Cultura. En la mezquita que está frente a la estación reparten ayuda alimentaria y ropa.




Mezquita de Basmane, frente a la estación donde se congregan los refugiados para recibir ayuda

Toda la zona está llena de taxis dispuestos para trasladar a los refugiados que hasta han llegado en diversos medios de transporte, tren incluido, a las plazas del litoral del Mar Egeo.

Cuando esta misma mañana hemos tomado estas fotos, era bien visible la presencia policial con armas largas vigilando el movimiento de personas. La estación estaba tranquila porque no llegaba ningún tren en esos momentos.


Tren diésel de fabricación turca (Tüvasa) que se movió en la estación durante nuestra permanencia en ella. Salía para la localidad de Ödemis. Los Ferrocarriles turcos cuentan con 24 unidades de esta serie de 3 coches para tráficos regionales

También está aledaño a la estación un centro de reparto de ayuda de la UNICEF. Los refugiados salían de allá con bolsas y cajas etiquetadas con el nombre de ese organismo de las Naciones Unidos.

Quienes parecen tomarse todo esto como un juego son los numerosos chavales de las familias de refugiados. Campan por parque y jardines de los alrededores sin importarles el inmenso tráfico que tienen las calles de Esmirna. Los más atrevidos piden comida, a través de los cristales, a los que almuerzan en un restaurante de comida rápida de una multinacional americana que está frente a la estación.


Chavales de los refugiados en la puerta del establecimiento de comida rápida rápida situado frente a la estación de Basmane

Hemos podido ver que los estudiantes que a esa hora comían dentro, recogían de las mesas lo que otros dejaban y se lo sacaban a esos chicos.

Ferrocarril y éxodo de refugiados siguen unidos en esta imparable oleada de quienes huyen de las guerras y buscan nuevas oportunidades de vida. Quizá en próximos días desde Estambul o ya en territorio austriaco podamos ver nuevos episodios de esta trágica huida que se ha cobrado no pocos muertos. (MAM)