Bulgaria: Más de 1.000 km viajando en su ferrocarril (III). Varna y Burgas, las perlas búlgaras del Mar Negro

4 de noviembre de 2015

Estación de ferrocarril de Varna (Bulgaria) en la costa del Mar Negro

Recorrer Bulgaria en tren no es algo difícil. El no gran tamaño del país y la disposición de su red ferroviaria permite viajar en el día desde Sofia, que está en la parte más occidental, hasta la costa del Mar Negro, donde se encuentran las dos más bellas ciudades de Bulgaria: Varna y Burgas, con una gran tradición turística y rebosantes de historia desde la época romana. Y eso es lo que hemos hecho partiendo desde Sofia. La primera parte de este viaje es el trayecto hacia Varna desde donde luego nos dirigimos a Burgas, también en tren, aunque debimos realizar una pequeña parte en autobús a causa de las obras en las vías.

Desde Sofia es posible ir hasta Varna por dos caminos y los trenes salen desde la estación central de la capital búlgara pero en sentidos opuestos. Uno va por la conexión norte y el otro por la sur. En esta ocasión nos hemos inclinado por el tren que va por la vía norte con salida de Sofia a la 10:30 y llegada a Varna a las 17:58. Toda esa línea es de vía doble.


Mapa de la red ferroviaria búlgara donde se ven las dos grandes líneas que atraviesan el país. Hemos utilizado la del norte para ir hasta Varna (Mapa original de Boris Chomenko en Bueker)

En nuestro capítulo anterior de este relato, nos habíamos detenido especialmente en Sofia, a donde habíamos llegado en tren nocturno desde Belgrado.



Cuando llegamos a la estación, desde el cercano hotel, nuestro tren de la operadora estatal búlgara se encontraba ya formado en el andén. El precio del billete era de sólo 26,60 levs (unos 10 € al cambio). La distancia del trayecto, como la de Madrid a Lleida por la línea de alta velocidad.

La vía en tan largo recorrido atraviesa, en su primera parte, un paisaje especialmente bello con un cierto número de túneles y desfiladeros. Toda la vía está electrificada a 25 kV 50 Hz y se recorre a buena velocidad. Sin embargo, aunque podría circularse a velocidad aún mayor, las locomotoras de línea de los ferrocarriles de Bulgaría sólo llegan a los 130 km/h, desaprovechándose así las mejoras realizadas para la renovación de la red. Los coches para trayectos diurnos son cómodos aunque sin lujos.


Tramo de la doble vía en la parte inicial del trayecto. Circulamos por la que ya ha sido renovada, mientras que la otra está pendiente de renovación



Nuestro tren en la zona más montañosa del trayecto hasta Mezdra, donde se produce la bifurcación de la línea que conduce a Vidin y Rumanía, línea que utilizaremos en el viaje de vuelta en el tren nocturno "Serdica" desde Sofia a Budapest


Como el tren circulaba bastante lleno, en los coches de 2ª clase, apenas había sitio para colocar el equipaje. Sin embargo, poca gente iba a realizar el viaje completo desde Sofia a Varna. En las diversas estaciones subía y bajaba gente constantemente por lo que apenas un par de personas del departamento nos acompañaron hasta el final.

Llegada la hora de la comida, cada cual sacó su bocadillo, como en los mejores tiempos del ferrocarril español de antaño. Cada uno de esos departamentos es para ocho personas, mientras que en el coche de 1ª clase hay butacas sólo para seis viajeros,


Esta es la estación de Zverino, cerca ya de Mezdra. Los nombres de las estaciones están rotulados en cirílico y en caracteres latinos. Pero hay otra curiosidad: bajo los nombres en cirílico de las distintas dependencias figura la traducción en francés, no siempre con demasiado acierto lingüístico. También en la transcripción en caracteres latinos de los textos cirílicos hay discordancias acerca de qué letras usar en cada caso.


Pero quizás el cartel más curioso que hemos encontrado en nuestro trayecto por Bulgaria es el que figura en el despacho del jefe de la estación de Plovdiv. Nos referimos al inferior de los tres que ahí aparecen, donde se prohíbe la entrada incluso al propio personal de la compañía de los ferrocarriles. Un despacho muy exclusivo, sin duda.


Nuestro tren avanzaba rápido con pocas paradas. Aquí tenemos la estación de Targovishte, ya en la parte final del trayecto, cuya arquitectura recuerda bastante el pasado régimen político búlgaro.


A partir de esta estación eran muy visibles los trabajos de rehabilitación de vía, que se están llevando a cabo en la casi totalidad de la red de Bulgaria con fondos de la Unión Europea.


Por fin llegamos a Varna, con un ligero retraso a causa de las obras de renovación de vía. Esta es una de las más antiguas estaciones de Bulgaria. Inicialmente el ferrocarril llegó aquí desde Rumanía con la línea Russe-Varna, el 26 de octubre de 1866. Sin embargo la actual estación es de 1925, cuando fue inaugurada por el zar Boris III de Bulgaria. Es de estilo Art Nouveau con cubiertas amansardadas que recuerdan bastante a estaciones ferroviarias francesas. Entre los años 1883 y 1885 tuvo parada en ella el Orient Express, cuando aún la estación tenía el edificio antiguo. La torre elevada de la actual estación (ver la foto inicial de esta entrada) cuenta con un reloj traído especialmente desde Alemania en 1929.

Antaño esta ciudad era una de las preferidas por el turismo ruso por lo que desde muy antiguo contó con conexión directa con Moscú y San Petersburgo. Actualmente hay coches directos de temporada desde esas dos ciudades y Minsk con Varna


La estación de Varna en 2005 (Foto Langer Thomas)





Diversas fotos de la estación, con la placa conmemorativa de su inauguración en 1925 por el zar Boris III y el horario de trenes. A la izquierda, las salidas y a la derecha las llegadas. Hemos señalado en rojo nuestro tren procedente de Sofia

Nos habíamos instalado en un hotel cercano a la estación, lindante con la costa del Mar Negro, lo que nos permitía tener bellas vistas de la playa y del paseo marítimo. La temporada turística se había terminado ya y las ofertas hoteleras muy buenas en precios.


Atardecer en el Mar Negro desde nuestro hotel, la misma tarde de la llegada

Varna cuenta actualmente con 336.000 habitantes y es la tercera ciudad de Bulgaria por su población. Es un importante centro turístico del Mar Megro, junto con Constanza, en Rumanía, en cuya ciudad estuvimos anteriormente, en otro viaje. La ciudad cuenta con notables vestigios de la época romana cuyo estado de conservación no es muy bueno, aunque se enseñan a los turistas. Además, un buen número de edificios de interés jalonan la ciudad y un parque en el frente marítimo es un oasis de verdor entre el entorno urbano y el mar.


Aún estaban en diversas plazas los vestigios de la campaña realizada en el año anterior para lograr su nominación como Capital Europea de la Juventud en 2017, algo que finalmente no se ha conseguido.


A escasos metros de ese letrero está este edificio del Teatro dramático Stoyan Bachvarov (Teatro de la Ópera), inaugurado en 1932.


También frente al de la Ópera esta otro teatro local, en un gracioso edificio situado en medio de un jardín.



Completa este núcleo central de Varna la Catedral ortodoxa "Sveto Uspenie Bogorodichno" (Dormición de la Madre de Dios), inaugurada en 1886 y que es uno de los símbolos de la ciudad.

En nuestro deseo de visitar lo más representativo de la ciudad, acudimos a las Termas romanas, de las que quedan un buen montón de ruinas abiertas al público.




El antes y el después de la termas romanas de Varna


Un interesante museo de la historia de Varna nos recuerda que Bulgaria estuvo también en poder de los turcos a los que echaron con ayuda de los rusos.


Pero lo que da carácter actualmente a Varna son sus playas en el Mar Negro y su puerto situado en una bahía natural (el lago de Varna) que se extiende varios kilómetros tierra adentro formando un puerto refugio de aguas tranquilas.


En mar abierto, muchos barcos esperan turno para entrar en puerto y cargar mercancía o descargar petróleo. La vista del Mar Negro desde el Parque Marítimo es espectacular.


En la foto uno de los paseos del parque "Primorski", junto al mar, con una estatua del Panteón y el edificio del Palacio de la Cultura y de los Deportes detrás

Largos paseos pudimos hacer por ese parque que parece interminable, hasta el punto de que acoge en su interior hoteles y restaurantes e incluso el Museo de Ciencias Naturales diseminados todos esos edificios entre la potente vegetación arbórea. Ya en la playa no hay que dejar de visitar un galeón en la misma arena con un restaurante en su interior.



El puerto de Varna es la sede de la Armada búlgara. En su ciudad está la Comandancia Militar de Marina. Por eso no sorprende que en pleno parque marítimo haya todo un museo naval con unidades aeronavales y marítimas en medio de los árboles.


Antigua lancha torpedera de la Marina de Guerra de Bulgaria en el Museo Naval al aire libre situado en el Parque "Primorski"

Urgía continuar viaje a pesar de las bellezas naturales que nos rodeaban y nuestra siguiente etapa era Burgas, la segunda de las perlas del Mar Negro en este país.

En este caso el viaje iba a ser mixto de ferrocarril y carretera porque las vías están en fase de rehabilitación y entre Lozarevo y Burgas debíamos tomar un autobús de sustitución del tren.



Tramo de vía única en la parte recorrida en tren hacia Lozarevo. Y tren español con vagones de Mega Combi de Transfesa con el que nos cruzamos en otro de los tramos que tiene vía doble. Esos vagones hacen viaje hacia Turquía con piezas de coches



Autobús de sustitución que nos llevó desde la pequeña estación de Lozarevo hasta Burgas

Burgas es la cuarta ciudad de Bulgaria en población (unos 200.000 habitantes). Está situada también en la orilla del Mar Negro y parece en todo un calco de Varna, aunque con algo menos de encanto.

La estación de la ciudad, actualmente cerrada al tráfico por obras de reforma y acondicionamiento, es bastante parecida a la de Varna, aunque con otros colores. Toda la zona colindante estaba inmersa en un caos de reformas, lo que unido a la lluvia con la que nos recibió la ciudad había convertido la avenida adyacente en una aventura para atravesarla en medio del tráfico.





Estación de Burgas totalmente en obras. Fue inaugurada en 1903. Parecía que hubiésemos llegado a ella antes de tiempo. En el cartel explicativo de la obra aparece el anuncio de que cuenta con financiación de la Unión Europea

Burgas es además de una importante ciudad de Bulgaria, su principal puerto comercial y pesquero. Cuenta también con aeropuerto, que es el segundo en tráfico de Bulgaria, con más de 2,5 millones de viajeros en 2014, más del doble de los que movió el aeropuerto de Varna.

La falta temporal de tráfico ferroviario de viajeros en su estación se suple con los transbordos en autobuses, aunque el importante movimiento de su puerto comercial no ha parado los trenes mercantes a pesar de las obras.






Zona de formación de trenes mercantes en una parte del puerto de Burgas. Haciendo zoom sobre la primera imagen podemos ver tres locomotoras de operadoras de tres países distintos. La primera de ellas es de EWS, actualmente DB Schenker Rail. La segunda es de los Ferrocarriles alemanes (DB), pero de origen danés y la tercera es una locomotora rumana, alquilada por los Ferrocarriles búlgaros. En primer término de la foto superior, vías de viajeros del acceso a la estación de Burgas




Uno de los muelles del puerto de Burgas. En él vemos atracado al carguero "Sigrun Bolten" de Liberia




Otro detalle de la zona portuaria de Burgas con trenes mercantes y las vías de acceso a la estación de viajeros ya completamente renovadas

Si la ciudad de Varna conserva aún un cierto aire de antigüedad, la de Burgas es en gran parte moderna, con edificios altos construidos sobre la parte más antigua y zonas peatonales muy agradables.




Avenida "Ivan Vazov", con técnicos reparando los hilos de contacto de la red de trolebuses. Al fondo el edificio del Hotel Bulgaria, en el que estuvimos alojados





Avenida Aleksandrovska que recorre gran parte de la ciudad desde la propia estación de ferrocarril. Tiene 1,5 km, totalmente peatonalizados, y llega hasta la Burgas Free University. En ella están situados los principales comercios de la ciudad



Simpático edificio de estilo más bien mediterráneo situado en la parte más antigua de Burgas



Dos edificios administrativos de corte moderno. El superior es el del Ayuntamiento y el otro el de los Tribunales de Justicia


Plaza Troykata, en el centro de la avenida peatonal Aleksandrovska


Moderno intercambiador de transporte situado en la confluencia de la Avenida Aleksandrovska con el Boulevard San Stefano. Preparado para trolebuses, de momento sólo circulan autobuses por él

Pero lo que da vida a Burgas, como a Varna, es el mar y sus playas, bastante desiertas en esta época del año.


Playa de Burgas en el Mar Negro. Al fondo vemos la escarpada costa, al sur de la cual está la frontera con Turquía

Y junto a esta playa está el así llamado "puente", que es el símbolo de Burgas. Se trata más bien de un espigón construido en 1980 sobre los restos de otro de madera, a donde los habitantes de Burgas van a pasear y admirar las aguas del Mar Negro. Cada 6 de enero se celebra en él una ceremonia religiosa muy popular.




El "puente" de Burgas y la estatua en bronce del marinero que está situada a su entrada


Uno de los paseos del Jardín del Mar, extensa zona ajardinada paralela a la costa del Mar Negro, como en Varna, que se extiende al Este de la ciudad. Es un pulmón vegetal importante para Burgas y zona de paseo obligada para sus habitantes

Tocaba dejar Burgas para irse hacia el interior de Bulgaria, en concreto a Plovdiv, la segunda ciudad del país, desde donde visitaríamos el nudo ferroviario de Dimitrovgrad, antes de marchar hacia Turquía. También en esta ocasión, la primera parte de nuestro viaje ferroviario hacia allá debimos hacerla en autobús de sustitución, ante las obras en las vías.


Nuestro autobús hacia Karnobat para seguir luego viaje en tren a Plovdiv. Una fina lluvia caía en esos momentos cuando dejábamos Burgas y la costa del Mar Negro en nuestro amplio recorrido por Bulgaria y su ferrocarril. (MAM)